“El Niño y la Garza”: Ghibli en la Academia [RESEÑA]

Trata sobre el mágico viaje que toma Mahito una vez que descubre, mediante las palabras de una misteriosa garza, que su madre posiblemente siga viva. Con una trama con ciertos ecos de “El viaje de Chihiro”, la cinta tiene la firma Ghibli: vuelos, animales, ambientes naturales y fantasía por doquier.

No sería la primera vez que una película japonesa enamore a la Academia. Con el transcurrir de los años, las instituciones del entretenimiento han decidido expandir y apreciar más la cultura internacional, tras décadas de imposición de la visión del Tío Sam en nuestras pantallas. La animación japonesa se puede diferenciar bastante de aquello que produce Disney. El anime no tiene miedo de la innovación ni de presentar temas más adultos sin perder su carácter sutil y lúdico. Las películas de Ghibli forman parte del colectivo de la cultura japonesa que le sirvió a la nación nipona como elemento de soft power para atraer a la comunidad internacional. Presentan elementos de la vida cotidiana japonesa junto a fantasía clásica; podemos sumergirnos más en las tramas al conectar con lo cotidiano: las escenas de comida siempre harán agua la boca.

Pero no sirve minimizar la competencia. Este año fueron nominadas varias cintas que presentaron ideas innovadoras, en lugar de servir como meramente guardería visual para niños. “Nimona”, “Elementos”, “Spider-Man: A Través del Spider-verso” y “Robot dreams” resaltaron tanto en los apartados técnicos como en el desarrollo de sus temáticas: la inmigración en “Elementos” y la discriminación en “Nimona”. En cierta forma, han aprendido del anime, presentando una elegante maduración en sus guiones.

Si “El niño y la garza” gana, no será una sorpresa. El prestigio ya lo tienen.