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Columna vertebral: Humillados e invadidos [Opinión]
Entre las nuevas voces de la narrativa latinoamericana, una de las más interesantes y sólidas es la de Antonio Ortuño (Guadalajara, 1976).
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Entre las nuevas voces de la narrativa latinoamericana, una de las más interesantes y sólidas es la de Antonio Ortuño (Guadalajara, 1976). Ortuño es autor de novelas de provocadora originalidad como Recursos humanos (2007) y La fila india (2013), en las que una ironía sin concesiones se engarza con una mordaz crítica de la sociedad mexicana, a la que hurga en sus vísceras para señalar, sin caer nunca en el maniqueísmo, sus peores taras y tragedias: la pobreza extrema, la indiferencia ante la violencia cotidiana, la humillación que se les endilga a los migrantes, el infierno de la habitual convivencia con la muerte. Pero además de ser un valioso novelista, tiene en su haber dos libros de cuentos de notable calidad: El jardín japonés (2006) y La señora rojo (2010). Como suele suceder en el Perú con los jóvenes escritores de otras nacionalidades, aquí a Ortuño apenas se le conoce y se le ha leído poco. Por eso es un acierto de la editorial arequipeña La travesía haber publicado una selección de sus mejores relatos cortos bajo el título de Agua corriente (2015), gracias a la que podemos apreciar un diverso panorama de las obsesiones y cuestionamientos que Ortuño ha desplegado a lo largo de su obra.
Elaborados sobre la base de un turbulento y punzante humor negro, muchos de los cuentos de Agua corriente giran en torno a personajes que son víctimas de una invasión que los denigra y deben encararla decidiendo entre ser presas de la fatalidad o rebelarse ante lo que el destino les depara.
Así, por ejemplo, tenemos al protagonista del divertido "El grimorio de los vencidos", que decide vengarse del poderoso mago que irrumpe en su vida para poseer a su mujer en el mismo lecho matrimonial; el pobre diablo de "Héroe" que se aprovecha de que su país ha caído en manos de un ejército extranjero para tener un tan breve como fatuo momento de gloria; y sobre todo al narrador que nos revela la historia de La señora rojo, gran tortuga agonizante y pestilente que establece sus dominios en el jardín de un hogar de la clase media, donde regurgita sangre: perfecta metáfora tanática del violento horror que infesta hasta los más recónditos espacios del México de hoy, en el día a día.
La otra vertiente de estos relatos responde a la derrota de la virilidad y los mecanismos de opresión que representa. Mientras que en "El horóscopo dice" y en el brillante El jardín japonés presenciamos el crudo fracaso de la imposición masculina ante mujeres más valientes y sagaces que los hombres que pretenden someterlas, en "Masculinidad" y en Agua corriente –uno de los mejores cuentos del conjunto- los personajes principales, que basan su accionar en la ley del más fuerte o de sacar provecho de las culpas de los demás, reciben una sanción que los ridiculiza o quiebra su forma de entender las relaciones humanas. Por otra parte, no podemos soslayar la maestría con la que Ortuño maneja el lenguaje vibrante, preciso, pleno de comparaciones desconcertantes e imágenes sorprendentes con el que ha escrito estas historias, que convierte a casi todas ellas en verdaderas hazañas formales. Agua corriente es, sin duda, una imperdible oportunidad de adentrarnos en el universo de quien está llamado a ser uno de los narradores más importantes de nuestra lengua. Totalmente recomendable.
SOBRE EL AUTOR
- Antonio Ortuño. Agua corriente.
- Editora La Travesía, 2015. 104 pp.
- Puntuación: 4/5
- Relación con el autor: Ninguna.
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