Columna vertebral: Los misteriosos molinos de la metaficción [Opinión]

No es una novedad afirmar que la relación entre el Quijote y el cine es bastante fuerte desde hace tiempo atrás. Películas como las de Georg Pabst, Grigori Kozintsev, Albert Serra o la inconclusa de Orson Welles dedicadas al Caballero de la Triste Figura bastan para corroborar ese vínculo. Pero quizá un aspecto que no se ha estudiado con la profundidad debida es la influencia de los recursos metaficcionales de la obra de Cervantes en la narrativa del cine contemporáneo. Explorar tan interesante como complejo tema es la meta del libro que acaba de publicar José Carlos Cabrejo: Metaficción: de Don Quijote al cine contemporáneo.

Se trata de un ensayo tan breve como riguroso en el que Cabrejo comienza reflexionando sobre la metaficción en sí –aquel recurso narrativo autorreferencial que alude a otras ficciones y reflexiona sobre su condición– para luego brindar tres ejemplos de cintas que emplean mecanismos similares a los de Don Quijote de la Mancha. Estas son Scream, la máscara de la muerte de Wes Craven, Mulholland Drive de David Lynch y el documental Grizzly man de Werner Herzog.

De las tres películas abordadas, es en la de Herzog donde Cabrejo consigue emparentar con mayor precisión las estrategias metaficcionales del Quijote. Destaca especialmente el uso de la tematización del director/lector, lo que favorece la utilización de la construcción en abismo en las dos obras: mientras que en la de Cervantes se apela al hallazgo de los manuscritos del ficticio historiador musulmán Cide Hamete Benengeli, la obra del autor de Fitzcarraldo se edifica a partir del recurso de metraje encontrado, supuestamente filmado por el mismo protagonista de la película. También es estimable la relación que se plantea entre Mulholland Drive y las aventuras de Alonso Quijano en lo que concierne a la dimensión onírica que en cierta medida comparten, así como la tendencia de sus personajes a asumir la ficción como un juego.

Si es en el capítulo sobre Grizzly man donde Cabrejo logra probar con mayor eficiencia el influjo del Quijote en el cine actual, es en el análisis de Scream en el que observamos, con mayor énfasis, las posibilidades de reflexión que el recurso metaficcional ofrece. Cabrejo es un experto en el cine de terror en su variante slasher y de la serie B en particular, por lo que no es una sorpresa sentirlo como un pez en el agua a la hora de plantear las conexiones que la hipertextualidad de dicho filme asume para demostrar un amor por la ficción y, asimismo, una (auto) crítica acerca de ella. Es divertido y estimulante constatar la manera en que Craven se burla de sí mismo, impugna el clisé y el conservadurismo del cine de terror de los años setenta y ochenta, mientras que lo homenajea, y expone su pasión por ciertas películas clásicas que lo marcaron y le dieron forma a su propia filmografía.

El ensayo de Cabrejo tiene, adicionalmente, un mérito poco común en los trabajos académicos: es accesible para el lector no iniciado y evita en lo posible cualquier oscuridad gratuita, esforzándose por exponer sus alcances a todo cinéfilo interesado en descubrir las peculiaridades de las ficciones que interpela. Ojalá esto fuese más común en nuestra realidad.

José Carlos Cabrejo