Columna vertebral: Nuevas canciones del pasado [Opinión]

Desde hace casi cuatro décadas, la poesía peruana pasa por una crisis que la mantiene cautiva en los viejos discursos de los años sesenta y setenta. Salvo contadas y honrosas excepciones –Montserrat Álvarez, Victoria Guerrero, Jerónimo Pimentel, Manuel Fernández, por ejemplo–, los poetas surgidos en el último cuarto de siglo han evidenciado serias dificultades para hallar nuevas vías de expresión o al menos reelaborar esos discursos tradicionales a partir de un camino propio y original.

Esta situación encontró su peor momento durante los años noventa; luego, los poetas surgidos en el nuevo siglo han intentado no repetir los desatinos de sus predecesores, pero en su gran mayoría han caído en un culteranismo intercambiable y en una experimentación vacua y estéril que proviene de una dudosa búsqueda de la novedad, como si esta fuera un mérito por sí misma, síntoma de una desesperada huida hacia adelante.

Es por ello que siempre es refrescante encontrarse con un primer libro donde se reúnen virtudes como el adecuado y seguro manejo de las técnicas poéticas, el conocimiento de la tradición y el interés por forjar una voz propia y sugerente.

MP3, el debut del novísimo Roberto Valdivia (Lima, 1995), contiene todos esos atributos, además de un concepto pletórico de referencias pop enmarcadas en una atmósfera posapocalíptica que resulta bastante llamativo y logrado en buena parte de sus tramos.

Si bien conservadores y epigonales, claramente tributarios de la triada Verástegui-Santiváñez-Hinostroza, los poemas de Valdivia destacan sobre los de otros autores de su generación por su efectiva construcción, el intenso ritmo que les infunde y el trabajo con las imágenes que los conforman. El peligro en caer en la frivolidad o en la autoindulgencia de quien trata elementos del rock o del new age era grande, pero Valdivia ha superado esos escollos con solvencia.

Así, en MP3 encontramos composiciones de estimable nivel, donde la voz del poeta opera como cronista y profeta de un mundo donde esplendor y decadencia se alían en una luz mortal que cubre a todos sus personajes y espacios, encuadrándolos en ese momento límite donde surgen las grandes tragedias y las últimas revelaciones. Es el caso de poemas como "Sobre la canción 'Summer babe'"("Un vagón que se descarrila y aplasta nuestros torsos / Súbito huracán que desaparece un pueblo del viejo oeste lleno de zombies / Balazo que sentencia de rodillas al preso / Estómago partido por la mitad y que estalla efervescente / No hay tiempo para las cosas que te quiero decir / Volteo y reconozco que no hay tiempo para absolutamente nada / Solo para la canción que no cesa / Para el rayo que canta") o "Héroes", el más ambicioso y convincente del libro.

No todos los poemas de MP3 son igual de valorables. Hay otros, como "Poema basado en la canción 'Holland 1945'", que naufragan en la obviedad e ingenuidad de sus referencias históricas y cultas, en este caso acerca de la Segunda Guerra Mundial. Pero en general, este libro de Roberto Valdivia nos permite creer que estamos ante un poeta del que se puede esperar cosas importantes en el futuro. Depende de él mismo y de que sortee las trampas y envanecimientos en los que otros han sucumbido tan fácilmente. Esperamos que así sea.

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