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Fito Espinosa: “El Perú es como un adolescente que tiene muchas ganas, pero es irresponsable”

“A la universidad ingresé el año 87. Era absurdo estudiar arte y ahora la creatividad está en todo”, dice el artista. Lo entrevistamos.

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Fecha Actualización
Antes de ser pintor, era el caos. “Venía de una familia un poco complicada porque mi papá fue muy pobre”, dice. Su padre llegó de la sierra sin nada. Trabajó en un banco. Y cuando el hijo anunció que quería estudiar arte, fue difícil que en casa lo asimilen. Su madre cargó con varias enfermedades, hasta que llegó el cáncer. Era una ciudad asediada por el terrorismo. Vivía deprimido porque pensaba que no iba poder vivir del arte. Miedo, carencia; “no hay futuro”, “no voy a lograrlo”, “no valgo”. Era el caos antes de ser pintor.
Tiene 50 años. Ha escrito y dibujado tres cuentos. En un libro de retrospectiva ha amasado su copiosa obra. Bancos, marcas de autos y de zapatillas, entre otras empresas, lo convocan para campañas que se vinculan al arte. Ha sido invitado a ferias de libro. Ya perdió la cuenta de las obras que ha producido y las veces que las ha expuesto. También se da tiempo para colaborar en campañas sociales. La última de ellas fue por el Día de Mundial del Agua, un llamado a conectarnos con la naturaleza. Y tiene una galería que lleva su nombre: Fito Espinosa.
¿Qué hace un pintor en pandemia? “Los artistas vivimos así normalmente”, me dice el pintor que bocetea en una tablet, en horarios dispersos, a veces concentrado por la noche, otras robándole minutos al tiempo mientras acompaña a sus hijos en alguna clase virtual. Trazando el esqueleto que luego vestirá con el colorido pastel de sus paletas y la armonía matemática de sus trazos.
-Hay un cuadro tuyo donde el personaje cierra los ojos y se imagina un mundo, y vemos pulpos, peces, barcos. Si cierras los ojos en este momento, ¿qué veríamos en tu mundo?
Sueño con un mundo donde las cosas cambien, donde las personas podamos tener conciencia de que la naturaleza es importante y que de ahí proviene todo lo básico. Estoy pensando seriamente en irme a vivir fuera de Lima, porque en la ciudad se ha creado esta sensación de artificialidad.
- Confinarte en la naturaleza.
No me iría 100%, sería progresivo. Siento que al estar encerrados se ha incrementado este desfase que tiene el ser humano con respecto a la naturaleza. Estamos en una burbuja, vamos al supermercado y creemos que de ahí vienen las cosas. Abrimos el caño y pensamos que el agua está ahí, pensamos que los vegetales están en las tiendas y no en la naturaleza, que es la que debemos cuidar. Cuando te vas al campo, comienzas a tener una conciencia distinta.
-¿Has pensado dónde irte?
Sí, tengo un proyecto de construir una casita en Ica, por Chincha. Hay campo y también hay playa. Una zona con poca población donde se puede sentir la naturaleza. Ica tiene valles, playa, desierto.
-¿El desierto y tu obra se oponen?
Me inspira bastante el vacío. Interpreto y transformo las cosas. Es bien interno. Puedo pintar una ballena, pero no me estoy refiriendo a la ballena.
-Algunos pensarían que edulcoras la realidad.
He tenido varias etapas. Cuando comencé a pintar hacía cosas más lúgubres, porque tenía necesidad de sacar todos los monstruos, toda la oscuridad y porque vivía una época así. Quería crear un mundo alterno donde me sienta bien y donde todo es posible. Y por ahí ha seguido mi línea.
-Irte fuera de Lima es para encontrarte con ese mundo alterno.
Totalmente. Vivir en la ciudad es también como estar en una masa electromagnética de todas las antenas, todos los wi fi, aparatos y computadoras. Estamos rodeados de nuestra propia energía.
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-En 2000 publicaste una obra pictórica que se llamó ‘El hombre dividido’. Podría ser un retrato del presente.
Hay un grupo de gente que está muy conectada con el bienestar y la naturaleza. Y hay otro grupo que todavía cree mucho en el intelecto, en tener la razón y eso separa un montón. Siempre se critica que no pensamos, pero creo que es un poco al revés, este exceso nos separa, porque todo lo metemos en casilleros: tú eres mejor, yo soy más que tú, tú eres de derecha o de izquierda; y ahorita vemos la división que tenemos. El hombre ya pasó por la etapa de tener la razón, ahora viene la etapa del ser espiritual. Tiene que usar ese raciocinio para unirse y no para querer tener la razón.
-¿Pero qué se hace con los malos de la película: corruptos y políticos que mienten?
La humanidad entera vive enferma de estrés, que es no estar en paz, es estar peleándose contigo mismo por querer hacer algo, por querer ser algo que no eres, por tratar de ser más, por no aceptar a los otros. Es un estrés terrible. Y básicamente la cosa comienza por dentro. Por eso mi trabajo ha estado orientado a hacia adentro: crea tu mundo, crea tu propia paz interior. Claro, no se trata de vivir en un mundo de fantasía, primero hay que ver tu sombra.
-¿Te volviste pintor para armonizar la vida?
Para armonizarme a mí (risas). El arte es una de las cosas más terapéuticas que hay. Cuando acabé la universidad dije: “qué voy hacer de mi vida, a quién le va importar el arte”. A la universidad ingresé el año 87. Era absurdo estudiar arte y ahora la creatividad está en todo. De pronto, el mundo se dio cuenta que más que la materia, importa la información y la creatividad.
-¿Conmemorar los 200 años de Independencia te dice algo?
Somos como adolescentes. 200 años no es nada.
-¿Qué es el Perú?
Es eso, el Perú es como un adolescente, que tiene muchas ganas, pero es irresponsable: quiere hacerlo todo, lo quiere hacer ya y si quiere, se salta las reglas para lograr los objetivos pronto. Todo está tan separado, todos tiran tanto para su molino. Hay tanta inventiva, tantos recursos, tantas ganas y, a la vez, tanto desorden.
-El Perú es como un hombre dividido.
También me encanta. La gente está viva. Emprende y quiere hacer cosas todo el rato. A la vez, es uno de los países con más trabas para poner una empresa. El Perú es una contradicción.
AUTOFICHA:
- “Soy Rodolfo Martín Espinosa Quiñones. Tengo 50 años. Nací en Lima. Mi padre vino de Huancabamba, Piura. Mi madre nació por casualidad en Chincha. Capaz por eso me quiero ir a vivir por allá. Estudié Diseño Gráfico y luego de dos años me cambié a Pintura”.
- “Ya perdí la cuenta cuántas pinturas y exposiciones he realizado, pero deben ser unas 14 muestras formales. Tengo un e-commerce, un sitio web: fitoespinosa.com, y también tengo la galería que está abierta, y como va uno cada tanto, no hay problema de aforo”.
- “En línea de cerámica tengo: tazas, floreros y un montón de objetos; en papelería: cuadernos, libretas, tres cuentos escritos y dibujados por mí, mi libro de retrospectiva; y tengo toda una serie de grabados en papel y tela; y los cuadros. Quizás participe en una exposición y pienso en publicar un libro a fin de año”.
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