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“Marriage Story”: la película para aprender a rescatar el amor a través del adiós
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Por Gabriel Calderón Portugal
"What I love about Nicole…” “What I love about Charlie…”. “Historia de un matrimonio” (Marriage Story), la nueva película de Noah Baumbach, nos habla desde un inicio de una confrontación entre dos personas que se aman, pero son incapaces de estar juntos.
Este comienzo muestra el sincero cariño, sí, pero también nos lleva a la nostalgia que se abordará en toda la película: el último “te amo” de Charlie y Nicole (Adam Driver y Scarlett Johansson), los momentos cotidianos que debieron disfrutar y que hoy no son más que recuerdos. El mérito de Marriage Story consiste en la naturalidad con la que se presenta esta ruptura.
La historia relata la separación de Charlie, director de teatro neoyorkino, y Nicole, actriz de su compañía de teatro. Para poder reencontrarse a sí misma ella regresará con su hijo a su natal Los Ángeles, luego de aceptar participar en un piloto de serie de TV, desde ese momento empezará el proceso de divorcio acompañada junto a su abogada Nora (Laura Dern). A pesar de haber quedado en solucionarlo por su cuenta, todo se irá complicando debido a juicios y acusaciones de ambas partes para decidir si su hijo vivirá en Los Ángeles o Nueva York.
El cine de Noah Baumbach siempre ha mezclado el drama con la comedia (siendo esta su primera película con más drama que comedia). Abundan esta clase de personajes inmaduros, adinerados, pertenecientes a este sector artístico neoyorkino, que, aunque tengan privilegios, intentan luchar para entender su propia humanidad.
Si en “The Squid and the whale” (2005) había mostrado una visión casi autobiográfica de un divorcio desde la mirada incomprensible de los hijos, en “Marriage Story” da una versión más madura. Ya no parte de su experiencia como hijo, si no se basa en la propia experiencia personal de su divorcio con la actriz Jennifer Jason Leigh para darnos este retrato de un matrimonio que colapsa.
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Los grandes aciertos de Baumbach siempre han sido sus diálogos y sus personajes tan naturales que parecen salidos de algún vecindario cercano. Es en esto donde Adam Driver y Scarlett Johansson están impecables.
El primero, hijo del cine independiente norteamericano, ya nos tiene acostumbrado a estos personajes sumidos en una cotidianeidad; mientras que Scarlett Johansson realiza probablemente el mejor papel de toda su carrera, construyendo su personaje a partir de sus propios divorcios (el monólogo ante Laura Dern resulta conmovedor). Realiza un papel que se siente totalmente personal donde se siente totalmente el crecimiento respecto al rol similar que hizo, por ejemplo, en “Lost In Translation” (2003).
La película nos presenta dos visiones que constantemente van a estar golpeándonos. La primera, la de Charlie quien ama a Nicole, pero que paulatinamente, por otros factores, irá concibiendo una imagen de villana de su pronta ex esposa; y la de Nicole quien asume este momento de su vida como uno en el que por fin puede pensar por ella misma y tomar sus propias decisiones, lejos del encasillamiento por parte de su exmarido.
La sensación que queda es agridulce. Son los opuestos en lo que se sustenta la película: El yo vs. el yo, Los Ángeles vs. Nueva York, el cine vs. el teatro, etc. Es una dualidad que se opone, pero a la vez se complementa. Charlie y Nicole no se odian, se han amado, pero simplemente ya no pueden compartir una relación. Los dos se aprecian y buscan lo mismo: cortar por lo sano. Pero es acá cuando lo externo, además de su propio orgullo, empieza a afectarles: su hijo, los abogados que intentan arrebatar todo, la mamá de Nicole que apoya a Charlie, los amigos de la compañía de teatro, etc.
Sin embargo, los momentos más álgidos vienen luego de esto, cuando Charlie y Nicole se enfrentan personalmente. En estas radican momentos de soledad, de arrepentimiento, de acusarse uno al otro, de egoísmo, de desesperación, de una parte de la vida que se va terminando.
Marriage Story termina siendo una película acerca de admitir errores y dejar estas relaciones atrás. Es una película “romántica” brutalmente honesta, donde al final no se termina de perseguir el amor romántico, sino, el amor genuinamente real para que la otra persona alcance su felicidad. Una película acerca del amor propio. Así como la muerte es parte de la vida, el divorcio, en algunos casos, es inevitable al matrimonio.
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Con seis nominaciones al Globo de Oro incluyendo la de mejor película – drama, Marriage Story ya se encuentra disponible en Netflix.
La cinta es altamente recomendada si se tiene ánimos de sufrir un rato. Solo queda decirle a Adam Drive y a Scarlett Johansson que ni Star Wars ni Black Widow, ustedes se merecen esta clase de películas.
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