Por Asociación de Contribuyentes
La Sunat ha anunciado la implementación de una Central de Riesgos para evaluar el nivel de cumplimiento tributario de las empresas formales del país. Esta herramienta, denominada también Perfil de Cumplimiento, está siendo cuestionada por diversos actores empresariales y líderes de opinión.
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Aunque se presenta como un esfuerzo para mejorar la recaudación (Sunat dice que recaudará como mínimo S/800 millones más), no existen estudios que confirmen esta hipótesis. Lo que sí es un hecho es que el presupuesto de la Sunat aumentó en 15% de 2023 a 2024, aunque los principales indicadores tributarios del país o no mejoran o empeoran.
Diversos expertos (como Cáceres y Espinoza) han advertido la falta de justificación técnica para implementar esta medida y la Asociación de Contribuyentes opina de la misma forma. Vayamos a los problemas que podría generar esta herramienta.
El principal radica en que la entidad encargada de cobrar los impuestos, y que tiene un incentivo sesgado en ese sentido, es la que dicta el contenido de cada “calificación”. Para que se entienda mejor: en un salón de clases, por ejemplo, el profesor pone la nota y califica, pero el contenido que enseña es objetivo, externo, que viene de fuentes que superan al profesor: un manual, un estudio, un texto.
En esta Central de Riesgo, la Sunat no es un profesor convencional: decide qué es verdad y qué no, qué es correcto y qué no, y puede cambiar esas “verdades” a placer según lo requiera, sin aviso y sin ningún mecanismo de crítica o filtro, salvo quizás el del Ministerio de Economía y Finanzas (MEF), que convenientemente tiene los mismos incentivos.
Por otro lado, se corre un grave riesgo de exponer información sensible. Con datos sobre reparos o deudas tributarias, se puede llegar a calcular información sobre facturación, ventas e ingresos, algo que no es nada recomendable en este contexto de inseguridad generalizada. Este asunto se debería contemplar en el proceso de visualización de la herramienta.
En tercer lugar, este ranking afectará la reputación de cientos de empresas, que estarán expuestas al juicio de entidades bancarias o financieras, u otros actores, sin que tengan la posibilidad (en tiempo real) de explicar los detalles de su “calificación”. La Sunat ya las expuso al escarnio público sin pedir permiso y tampoco pedirá perdón.
En cuarto lugar, esta medida es una sobrecarga al costo, ya elevado, de ser formal en el país. Ahora ser formal implica ser expuesto públicamente, y eso cuesta…
Finalmente, a partir de 2025, si no mejora su calificación como contribuyente, la empresa formal enfrentará aún más restricciones por parte de la Sunat, con menos facilidades para el pago de deudas o fraccionamientos.
Ante esta norma y otras varias, que tanto el Ministerio de Economía como la Sunat vienen implementando o intentando implementar agresivamente en materia tributaria, cabe preguntarse: ¿están desenfocados y no entienden que la forma más adecuada, correcta, ética y justa de incrementar la recaudación es ampliar la base tributaria?, o ¿están muy bien enfocados y quieren apretar indiscriminadamente a los formales, porque es más fácil que afrontar el reto de la formalización? La respuesta la dejamos en sus manos, querido lector.
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