Hay que visitar La Picada. Sus platos son memorables y aunque se presenta como una cebichería, lo cierto es que ofrece una carta marina, amplia y generosa, que llega a sorprender al comensal.
Con dos locales, en Surco y Magdalena, este espacio te engríe con una variedad de cebiches, entre el clásico o el erizos y el de conchas negras.No falta el arroz con mariscos, la leche de tigre bien concentrada, las conchitas a la parmesana o el épico pulpo al wok con chimichurri y palta.
Los creadores son Rodrigo Pastor Zignago, el chef; Eduardo Abusada, una de las personas que más conoce de los huariques en el Perú y el restaurantero Marcelo Abusada, el mismo que acaba de inaugurar la taberna Victoriano. Otro socio es Jorge Mejía.
Rodrigo y Marcelo, comparten la pasión por la pesca, y en ocasiones llegan al restaurante con la pesca del día. Es tal la pasión por pescar que en La Picada hay una pared que rinde tributo a este pasatiempo, que es parte del ADN del emprendimiento.
El local que visitamos es el de la calle Flora Tristán 574, en Magdalena. Suena salsa y la cocina, que se distingue desde las mesas, es una fiesta donde se alistan los platos con frenesí y pasión.
"Es una cebichería que lleva su nombre al momento en que se pica al pez. Tenemos el hobby de la pesca artesanal. Pescamos ahora, sobre todo, en Paracas, Ica. Cuando la pesca es abundante lo incluimos en la carta y lo anunciamos en las redes sociales", cuenta Marcelo. Lenguado, corvina y chita llegan al restaurante.
El local de Surco se fundó hace 9 años y el de Magdalena es un poco más joven y tiene una identidad propia por esta apología que tienen sus dueños a la pesca.
"La gente ha respondido muy bien. El ambiente es chévere", dice Marcelo. En la carta no falta el pisco, en presentaciones como el chilcano, y la cerveza.
Uno de los platos muy solicitados es la causa o la parihuela, y, por supuesto, los sanguchones.
"Tenemos un gran amor al mar, y a la cocina. Rodrigo, el chef, es muy creativo, y siempre estamos inventando cosa", comenta.
La sede de Surco se ubica en el jirón Los Laureles 138, Valle Hermoso.
Atienden todos los días, y siempre tienen una sonrisa para el cliente, que luego de comer delicioso previa contemplación de la cocina, se queda observando cañas de pescar y otros objetos de pesca.
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