Desarticulan banda criminal ‘Los rápidos y elegantes del aeropuerto’ que robaban mercancía

Fecha Actualización

05/12/2019 - 11:58

La Policía desarticuló a la organización criminal ‘Los rápidos y elegantes del aeropuerto’, luego de un megaopeativo realizado esta madrugada en varios distritos de Lima.

Agentes de la Diviac intervinieron a 12 presuntos integrantes de esta banda que operaba en el Callao y otros sectores de Lima Metropolitana como Cercado de Lima, San Martín de Porres y San Miguel desde el 2016.

Durante el accionar policial, se incautaron ocho armas de fuego, municiones, vehículos y diversos documentos entre otros.

Asimismo, se capturó al cabecilla identificado como Giancarlo Panizo Cotillo, de 35 años, más conocido como 'Nacho’ o 'Negro’. Este se encargaba de planificar, coordinar y ordenar la ejecución de robos agravados, tenencia ilegal de armas entre otros delitos.

Además, Panizo dirigía el asalto a contenedores y furgonetas que contenían valiosa mercadería como celulares de última generación, laptops, videojuegos y relojes, productos que eran traídos vía aérea y se encontraban almacenados por la empresa logística Talma en el Aeropuerto Internacional Jorge Chávez.

Entre los otros detenidos figura el coronel Manuel Ibarcena Escalante, quien se encargaba de brindar asesoría y entregar vídeos de vigilancia a la organización para planificar sus atracos.

MODUS OPERANDI

Para perpetrar los ilícitos, ‘Los rápidos y elegantes del aeropuerto’ obtenían los datos sobre la salida de mercadería desde los almacenes de Talma, entre los que figuraban la placa del vehículo, la hora de salida y el tipo de productos a transportar.

El primer grupo de hampones detenía la unidad, bloqueaba el sistema de GPS y retenía a las víctimas. Para ello fingían ser policías.

Luego, el camión era trasladado a una base temporal donde transbordaban la mercadería a otra furgoneta, mientras que el personal retenido era liberado en zonas alejadas.

En tanto, un segundo grupo de delincuentes se hacían pasar por conductores de vehículos ocasionales, causando tráfico para facilitar la fuga de sus cómplices.

Finalmente, los materiales robados eran colocados en establecimientos comerciales formales, donde se simulaba su procedencia lícita, obteniendo como ganancia el 60% del precio real.

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