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Más de un tercio de personas fue víctima de acoso sexual laboral en los últimos dos años

El 70% de las víctimas ha sufrido de estrés, un 50% experimentó problemas para concentrarse y en algunos casos disminuyeron su rendimiento laboral o decidieron faltar al trabajo o a reuniones laborales.

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Fecha Actualización
Estudio realizado en empresas peruanas por GenderLab a través de su herramienta ELSA (Espacios Laborales Sin Acoso), con apoyo y financiamiento del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), revela que un 34% de personas ha vivido de alguna situación de acoso sexual laboral en los últimos 24 meses.
El documento, presentado este 27 de febrero en relación al Día de la lucha contra el Hostigamiento Sexual en el Trabajo señala que de las personas encuestadas, que reconocieron haber experimentado estas situaciones, un 75% decidió evitar a la persona y se alejó de ella todo lo posible. Mientras que un 55% decidió increpar al acosador o acosadora directamente, y solo un 10% denunció el hecho en la compañía y siguió el proceso de investigación.
Para Marlene Molero, CEO de GenderLab, que las personas decidan hacerle frente a la situación personalmente y sin denunciar, es una de las razones por las que las empresas tienen pocas o ninguna denuncia de acoso sexual laboral, lo que impide abordar la situación de manera estructural.
“Tendemos a pensar que en nuestra organización no hay un problema de acoso sexual porque no se denuncia o no se nombra, pero lo cierto es que 9 de cada 10 personas no entiende el concepto y sólo reconoce como tal las manifestaciones más graves. Esto limita seriamente las posibilidades de una organización de conocer situaciones de forma temprana y de no ver afectado su clima y cultura laboral con comportamientos que son rechazados en los espacios de trabajo”, explica Molero.
La vergüenza y el miedo a ser estigmatizada o estigmatizado (como persona problemática), el desconocimiento o el temor a perder el trabajo son algunas de las principales razones por las que no se denuncia el hecho oportunamente, según arrojó ELSA.
Entre las expresiones más comunes de acoso sexual laboral se encuentran los comentarios sobre la apariencia física con contenido sexual o sexista (21%), bromas de contenido sexual o sexista (15%), miradas persistentes e incómodas (9%) y, en menor medida -pero no menos importante-, contacto no deseado a través de redes sociales personales y profesionales, así como comentarios sobre la orientación sexual o identidad de género de una persona.
“El 39% de líderes considera exagerado denunciar como acoso sexual bromas en doble sentido o invitaciones reiteradas a salir y tres de cada cuatro personas atribuye responsabilidad a la víctima por no haber detenido la situación de manera oportuna. La tolerancia y justificación del acoso sexual está entre nosotros”, señala Marlene.
Por otro lado, de las y los trabajadores que accedieron a ELSA, un 73% señaló que para que haya un caso de acoso sexual se debe mostrar rechazo, mientras que un 62% indica que para que haya acoso sexual se debe tener la intención de acosar.
Sin embargo, Molero explica que la legislación peruana es clara en señalar que no se requiere el rechazo expreso y, asimismo, señala que la intencionalidad se desprende de lo que las propias conductas ponen en evidencia. Es decir, si la persona señala que no fue su intención o que se trató sólo de bromas, esto no será suficiente si de las conductas se desprende que la persona supo o debió saber que lo que estaba haciendo podía ser calificado como acoso sexual.
El impacto en el rendimiento laboral
El informe de ELSA elaborado por GenderLab también muestra que el acoso sexual laboral afecta directamente el bienestar personal y la productividad de las personas que han sufrido estas situaciones en el ambiente de trabajo.
Las cifras detallan que, al menos, el 70% de las víctimas ha sufrido de estrés, mientras que un 50% experimentó problemas para concentrarse y, en algunos casos, disminuyeron su rendimiento laboral o simplemente decidieron faltar al trabajo o a reuniones laborales.
Marlene Molero, CEO de GenderLab, explica que el acoso sexual laboral impacta directamente en el bienestar del personal, afecta la productividad, menoscaba el clima laboral y además deja una huella negativa -y difícil de borrar- en la reputación de las instituciones. Por eso, adoptar una cultura de prevención resulta importante no solo para las personas sino también para la competitividad de cualquier empresa.
Es importante señalar que el acoso sexual laboral describe un conjunto de comportamientos y prácticas de naturaleza o connotación sexual o sexista, que no son deseadas por la persona que las recibe y que causan o son susceptibles de causar un ambiente de trabajo intimidatorio, hostil o humillante.
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