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‘Oro líquido’: El impactante precio del aceite en América Latina
En América Latina, la inflación del aceite en el último año cubre un rango muy amplio que va desde un 9% en Bolivia, a más de 60% en países como Costa Rica.
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El precio del ahora llamado ‘oro líquido’ que se vende en los supermercados chilenos como “aceite vegetal” aumentó 67% entre enero y abril de este año, según la Oficina de Estudios y Políticas Agrarias (ODEPA), mientras que el aceite de girasol (también conocido como aceite de maravilla) subió 63,6%. Esto por el contexto de una inflación rampante que afecta a todo el mundo, impulsada principalmente por la guerra en Ucrania y los efectos económicos que ha dejado la pandemia de Covid-19.
Tanto se ha disparado el valor de los alimentos en el mundo que organismos internacionales han advertido sobre un aumento del hambre en los países más pobres. A nivel mundial, el valor de los aceites vegetales ha aumentado 46,5% en los últimos 12 meses, según el Índice de Precios de los Alimentos de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés).
En países como Colombia y México el incremento se ubica alrededor de un 40%, mientras que en otros como Guatemala, Panamá o Ecuador, la subida ha sido en promedio superior al 20%.
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También los ecuatorianos se han volcado a las redes sociales para expresar su malestar por la botella de un litro a US$6 en algunos comercios.
Esos son valores estimados que intentan reflejar un promedio de los aumentos en distintas partes de un país, pero, sin duda, el alza dependerá del barrio, la ciudad, el supermercado y la marca del aceite.
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Una mirada al precio en dólares de un litro de aceite vegetal, según los datos enviados por algunos corresponsales de BBC Mundo, puede ayudar a hacerse una idea del costo del producto en relación con el salario mínimo en algunos países.
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El aceite de girasol y la guerra
Entre todos los aceites vegetales disponibles en el mercado, el que más escasea y, por lo tanto, más ha subido de precio, es el de girasol.
Conocidos como “el granero de Europa”, Ucrania y Rusia concentraron el 71% de las exportaciones de aceite de girasol el año pasado, según la empresa especializada en análisis del mercado global del aceite ISTA Mielke GmbH, con sede en Hamburgo, Alemania.
Con la guerra el suministro ha bajado a niveles mínimos, un problema que se suma a la decreciente producción de los últimos años que ya tenía al mercado en aprietos.
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Alejandro Betancourt, experto en aceite de ISTA Mielke GmbH, dice que la producción mundial de aceites vegetales ha disminuido en los últimos años.
Esta situación se ha agravado en los últimos dos meses, le dijo a BBC Mundo, debido a la guerra en Ucrania y una fuerte caída en las exportaciones de aceite de palma, tanto por la caída de la producción como por las restricciones a la exportación impuestas en Indonesia.
“Existe una gran preocupación por la inflación de los precios de los alimentos y el deterioro del suministro de alimentos”, dice.
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‘La triple crisis’
Y el futuro no se ve, por ahora, muy alentador, explica Gustavo Idigoras, presidente de la Cámara Argentina de la Industria Aceitera y Centro de Exportadores de Cereales.
El mercado del aceite “no tiene perspectiva de estabilizarse. Tenemos que prepararnos para al menos dos años de precios elevados” desde el momento en que termine la guerra, le dice a BBC Mundo.
La situación es compleja porque han confluido varias causas para el aumento actual de los precios, más allá de las sequías que han estado afectando la producción global.
Por un lado, la salida de la pandemia incrementó el consumo de aceite y la guerra en Ucrania disminuyó la oferta.
Pero hay otro elemento en juego, explica, que es fundamental: una alta demanda de aceites vegetales para usarlos en la industria de los biocombustibles.
“Es una triple crisis por la pandemia, los biocombustibles y la guerra”, sostiene Idigoras.
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