No obstante que el Ejecutivo llega deslucido al evento, en los próximos días se realizará en Lima el foro APEC. Decimos deslucido porque varios presidentes no vendrán, amén que el mandamás chino Xi Jinping ha desistido de ir hasta el mismo Chancay para inaugurar su estratégico puerto debido a la poca seguridad; a ello se suma la amenaza de las protestas venideras.
Ahora, si decimos que llegamos deslucidos a un foro de tamaña proporción, no es solo por la inasistencia de algunos gobernantes importantes sino, además, porque el Perú llega sin presentar una visión estratégica nacional en el mediano y largo plazo. ¿Cómo así? Lo desarrollo a continuación.
El foro APEC debió haber servido para que el Perú se presente al “mundo del Pacífico” como un país estratégico en las relaciones comerciales y en la geopolítica mundial. Alguno dirá que todo lo anterior no tiene asidero porque allí está el puerto de Chancay; sin embargo, la construcción de semejante infraestructura es una iniciativa privada completamente.
Desde hace mucho falta una planificación estratégica nacional en el mediano y largo plazo en un mundo muy cambiante donde la geopolítica y la dialéctica de los Estados funciona a todo tren.
Esta planificación estratégica nacional no puede horrorizar a los liberales porque no estamos pidiendo el regreso de la planificación cepalina estatista sino todo lo contrario. Si hoy Corea del Sur, Singapur, la propia China o los Estados Unidos son lo que son, es debido a una proyección de lo que querían llegar a ser como país. En el caso de Estados Unidos sobran ejemplos, desde el propio “Destino Manifiesto” que proyectó al país norteamericano como predestinado civilizatorio.
El Perú es un país bendecido por el cobre, entre otros minerales. Sin embargo, no existe un “fondo soberano” semejante al de Noruega, país que también proyecta su desarrollo en el largo plazo. Asimismo, el Perú podría duplicar las tierras para la agroexportación y pasar de 250 mil a 500 mil, pero los proyectos demoran una eternidad. Allí está en todo caso Majes Siguas II.
La planificación de nuestro desarrollo nacional no implica en absoluto el intervencionismo estatista sino el desarrollo intenso de las fuerzas productivas. En todo caso, hace falta reconstruir seriamente el Ceplan porque el Perú es un país que no sabe hacia dónde va.