El espíritu guerrero, reseña de ‘La mujer rey’

De la mano de la directora Gina Prince-Bythewood, ha llegado una película que ha podido elegantemente fusionar los elementos más prestigiosos de distintas cintas épicas de acción (el drama de Gladiador, el feminismo de La mujer maravilla, la identidad africana en Pantera negra) para convertirse en un nuevo modelo del género de drama histórico, que llevaba por décadas en reposo en Hollywood.

La historia está basada en posibles eventos históricos ocurridos alrededor de las Agojie, el exclusivo ejército femenino del reino de Dahomey, uno de los más prósperos del continente africano del siglo XIX. Nanisca (Viola Davis) es la líder de las guerreras Agojie, que están al servicio del joven rey Ghezo (John Boyega), recién coronado. A la vez que vigila la entrada de Nawi (Thuso Mbedu) a su ejército, Nanisca debe tomar en cuenta el resurgimiento de sus antiguos enemigos, el Imperio Oyo, que participan abiertamente en el proceso de la trata de esclavos. Preocupada, Nanisca deberá tomar las mejores decisiones para la protección de su gente.

La mujer rey llega a fundir un elemento que muchas veces tiende a ser ignorado en varias tramas de acción, pero que enriquecen considerablemente cualquier historia: la emoción. La película llega a cuestionar un elemento doloroso de la historia universal: cómo el imperialismo llegó a destruir una civilización entera; y el hecho de que muchos fueron cómplices en la trata de esclavos.

Nanisca carga con sus propios demonios que la acosan en toda la trama, y Davis otorga al papel vulnerabilidad y sabiduría que convierten a su personaje en una figura más tridimensional. Aunque el personaje de Mbedu es en comparación más sencillo, la actriz le infunde energía y carisma al papel. La cinematografía también consigue enfocar planos de un África pura y hermosa, aún no mancillada por el colonialismo.

La mujer rey es épica, emocionante y esperanzadora. Un grito de orgullo que se oye por todo lo alto. Está disponible en cines.