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Colorín colorado
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Once votos contra seis. Once votos que fortalecen la democracia y dan un portazo que, de momento, pone punto final a la pretensión desestabilizadora de cambiar la Carta Magna por puro capricho del gobernante de turno, con la idea de alterar las reglas económicas e institucionales y hasta incorporar alguna figura que quizás pueda alargar legal pero ilegítimamente su permanencia en el máximo poder del Estado.
Once contra seis. Así se votó en la Comisión de Constitución del Congreso para aprobar, por mayoría, el predictamen de insistencia a la autógrafa de ley observada por el Ejecutivo, que restringe las reformas constitucionales a través de referéndum al considerar que afecta los derechos ciudadanos. El documento pasará luego al Pleno, donde, previsiblemente, la representación nacional respaldará la insistencia, para que luego sea promulgada por la presidenta del Parlamento, María del Carmen Alva.
El texto rebate, una por una, las observaciones planteadas por los parlamentarios que votaron en minoría y aquellas observadas por la Presidencia de la República al negarse a firmar la autógrafa de ley.
Que los intereses detrás de la maniobra de “nueva Constitución” conllevaban una profunda entraña antidemocrática lo demostró, además, el hecho de que –como bien recordó la presidenta de la susodicha Comisión, Patricia Juárez– la bancada oficialista de Perú Libre llegara a presentar, incluso, proyectos como el de otorgar poderes al presidente de la República para que pudiera nombrar, a través de un decreto supremo, a los integrantes de la Asamblea Constituyente: es decir, una vocación totalitaria inocultable.
El predictamen rechaza rotundamente, asimismo, que la autógrafa de ley vulnere el derecho a la participación ciudadana o los principios constitucionales que el soñado referéndum pretendía defender. El texto aprobado deja en claro que toda iniciativa de reforma constitucional que se someta a consulta popular debe pasar previamente por el Congreso de la República, siguiendo el procedimiento del artículo 206 de la Constitución.
Así que, señores de Perú Libre, a marcharse con la música a otra parte, que, colorín colorado, ese cuento ha terminado.
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