El BCR presentó su encuesta de expectativas a partir de encuestas realizadas en la segunda quincena de julio. Las expectativas son el mejor reflejo de lo que ocurre en el país y se pueden definir como creencias que tienen los inversionistas y los compradores, entre otros, sobre el futuro de la economía y la política en el Perú. Las expectativas son claves, pues determinan nuestras acciones. Si son negativas, significa que no se cree en el futuro, por lo que no se invierte, no se crea empleo y, como consecuencia, no se consume. El resultado es que las empresas, de todo tamaño, producen y venden menos, y la economía entra en un círculo vicioso.
¿Qué dice la encuesta? Primero, con respecto de la inflación, se mantiene dentro de un rango de 2.5% a 3.0% esperado para este 2024. Este dato es favorable, pues muestra la confianza en el BCR y, por lo tanto, en la estabilidad monetaria. Segundo, la expectativa del tipo de cambio para fin de año se mantiene en 3.77 soles por dólar. Otra vez el BCR logra proyectar estabilidad cambiaria. Note, estimado lector, la importancia que los encuestados crean en el ente responsable de estos dos primeros datos.
Tercero, el crecimiento económico esperado se sitúa entre 2.8% y 3.0% para este 2024. Y aquí está el problema. Es insuficiente para crear empleo y bajar pobreza; el problema inmediato de la economía peruana es el bajo crecimiento económico. Tendríamos que crecer al menos 4% y de manera sostenida para esperar mejoras en empleo y pobreza.
¿Cómo lograrlo? Primero, no todo está mal. Tenemos estabilidad monetaria y cambiaria. No es poco. Segundo, la deuda pública es baja, pero debe mejorarse el manejo fiscal, pues el déficit fiscal esperado por el propio MEF se aproxima a 2.8% del PBI, muy por encima de la regla fiscal. Y esa no es una buena señal. Tercero, una verdad en la que todos coinciden es en la necesidad del aumento de la inversión, pública y privada, para poder crecer. La razón es simple: crecer es producir más y, para hacerlo, antes alguien debe invertir. Cuarto, del total de la inversión en el Perú, la privada es 80% y la pública, 20%. Se sigue que, para poder aumentar el crecimiento, se necesita aumentar la inversión privada. No verlo es tener anteojeras ideológicas.
Quinto, una economía crece cuando existe un entorno de credibilidad. Eso se logra con resultados. Piense en un equipo de fútbol. ¿Cómo se hace creíble para que los hinchas vayan al estadio? Con resultados positivos. Algo similar ocurre con la economía. La estabilidad monetaria y cambiaria son algo así como los cimientos de una casa; se necesita construir la casa y esto último significa mostrar resultados en seguridad ciudadana, educación, salud, infraestructura, etc. Los ciudadanos necesitan mejorar su calidad de vida y ese es un problema que viene de décadas atrás. No obstante, la baja credibilidad en las autoridades ha creado un entorno en el que nadie sabe qué pasará; no solo eso, sino que, si usted, estimado lector, conversa con cualquier ciudadano, escuchará que todo está mal. Lo curioso, por decir lo menos, es que todos creen tener la solución, como si fuera lo más simple del mundo.
Por momentos creo que existe un grupo que quiere que todo vaya mal. Solo critican sin aportar, sin saber decir un sencillo ‘no sé’. Estoy de acuerdo con quienes sostienen que los gobiernos les han fallado a los más vulnerables; pero eso no debe llevarnos a gobiernos autoritarios ni populistas. Hemos perdido la capacidad de encontrar consensos y nos hemos tornado intolerantes y agresivos. Parece que olvidamos que los gobiernos pasan y nosotros quedamos.
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