Somos testigos de los dantescos incendios que se han desatado en la Amazonía y en cuanto bosque denso hay en Sudamérica. Inevitablemente, vendrán luego los seudoambientalistas a decirnos que ello fue un efecto del cambio climático o, como le llaman ahora, de la supuesta crisis climática.
Qué casualidad que los bosques en Sudamérica ardan en simultáneo. ¿Es posible que ello ocurra naturalmente? No creo. Me explico, los bosques no se prenden a sí mismos incluso si estuviésemos ante temperaturas de 50 °C; cosa que no ocurre en estas latitudes y, sin embargo, casi todo el continente está en llamas.
La madera se enciende y arde a una temperatura de entre 300 y 400 °C y esa variabilidad depende de factores diversos, como la humedad y tipo de la madera. Para que un árbol o un bosque se encienda debe pues tener una fuente de ignición directa como puede ser un rayo (30,000 °C) o una fuente de calor externa que genere fuego y que las condiciones del ambiente así lo permitan: baja humedad, altas temperaturas, oxígeno y combustible seco (hojas, pasto o ramas).
Lo que estamos viendo con espanto en nuestros bosques obedece a la irresponsable o dolosa acción de personas y poco tiene que ver con la furia de la naturaleza o de la supuesta crisis climática.
El fin es asustar a la humanidad, aprovechar unas condiciones coyunturales de pocas lluvias en los bosques sudamericanos, echarle la culpa al industrialismo, y reforzar esa idea de que estamos atravesando una crisis climática; cuando en realidad, lo que vemos, no es otra cosa que el actuar maledicente y salvaje de piromaniacos ideologizados que no tienen reparo en generar una catástrofe ambiental para sustentar y reforzar su teoría.
El Gobierno debe tomar medidas inmediatas para tratar de ayudar a controlar la mayor cantidad de incendios posibles; en paralelo, buscar y someter a la justicia a los responsables de estos incendios.
