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“Justicia” de calabozo y mazmorra
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No me sorprende esta decisión judicial de aplicar 18 meses de prisión preventiva para los árbitros acusados de favorecer a Odebrecht. Nuestro “país” es muy bárbaro legalmente, así que lo más fácil, mediático y populachero es decretar prisión en lugar de imponer cauciones elevadas (fianzas de hasta millones de soles, que se pierden definitivamente si hay fuga), grilletes eléctricos, decomiso de pasaportes y otros métodos menos prehistóricos, como son de aplicación común desde hace años en USA y otros países civilizados (lo de Toledo es distinto; al juez le fue obvio que había huido a USA y que intentó irse a Israel). Y eso para TODOS: el tan afortunado Graña, los crucificados Keiko y Yoshiyama, el hasta ahora impune César Villanueva, etc.
Aun decidiendo la prisión preventiva, el juez no se ha complicado en buscar aplicar la justicia y ha metido en el mismo saco punitivo a casi todos los acusados, sin discriminar que en algunos existen pruebas imbatibles, en otros solo sospechas y en otros tan solo dichos y conjeturas. Lo único rescatable es que el juez fue menos fascista que la Fiscalía y no impuso los excesivos 36 meses que estos pedían (porque en el Perú te pueden declarar inocente tras pasar tres años preso y maltratado, tiempo y humillación que nadie te va a resarcir). Aquí en España no se metió preso al exministro Ratto a pesar de todas las pruebas en contra, hasta que salió su sentencia, porque en un país civilizado se valora la libertad y la presunción de inocencia. Ojo, no estoy sosteniendo que todos los encarcelados sean santas palomas y creo que para más de un bribón sí era muy válida la prisión preventiva por existir pruebas. Lo que nuevamente quiero reiterar aquí es que la aplicación de justicia en el Perú es muy, muy primitiva; de calabozo y mazmorra.
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