La burocracia mata

El brillante economista estadounidense Thomas Sowell dijo: “Nunca entenderás las burocracias hasta que comprendas que, para los burócratas, los procedimientos lo son todo, y los resultados no son nada”. Aquella frase parece reflejar fielmente lo que viven brillantes científicos peruanos en la actualidad.

El equipo de científicos de la Universidad Peruana Cayetano Heredia, liderado por el neurobiólogo Edward Málaga-Trillo, creó una prueba molecular rápida para detectar el COVID-19 en 40 minutos. Aquella, a diferencia de la prueba molecular, no requiere de hisopado, sino, simplemente, de una muestra de saliva. Además, el costo sería muy inferior al de la prueba molecular. Sin embargo, aquella proeza se encuentra entrampada por la burocracia del Ministerio de Salud y del Instituto Nacional de Salud. Es decir, las regulaciones que supuestamente deberían de velar por la salud pública, están ocasionando que suceda exactamente lo opuesto. Pero, mientras tanto, en el Ejecutivo están empecinados en culpar a la población por el aumento de los casos, cuando son ellos quienes durante meses han aplicado pruebas rápidas, no aplicaron un cerco epidemiológico, se prohibieron las reuniones familiares y sometió al país a una cuarentena cavernícola, mientras que en países como Nueva Zelanda se hizo exactamente lo opuesto y se instó a que se formen “burbujas sociales” para combatir al virus.

La constante aparición de científicos brillantes en medios nacionales, pidiendo que se acelere la tramitología para poder usar la prueba molecular rápida, refleja el fracaso estrepitoso de la regulación irracional que impera en el Perú, porque esa regulación que ayer evitaba que se abran negocios, hoy está evitando que se salven vidas. Literalmente, la burocracia mata.