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La jugadora y el campeón
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He quedado alucinado con la avalancha de comentarios miserables aparecidos en redes sociales luego de que un programa farandulero se encargara gratuitamente de informarle al Perú que dos personas se habían encamado libremente. Las víctimas del “ampay” fueron Christopher Olivares, jugador de fútbol, y Jossmery Toledo, famosa por sus videos en redes sociales, quienes decidieron hacer buen uso de su tiempo en un hotel sin saber que una cámara estaba al acecho. La vida sexual de ambos me tiene –y debería tenernos a todos– sin cuidado, pero la violencia que ha despertado sí es un asunto de interés público que dice demasiado de la miseria cultural en la que vivimos.
La diferencia en el trato que han recibido los amantes es terrorífica, recordándonos que en el Perú macartista y moralistón, un hombre que tiene sexo será siempre considerado un campeón, pero la mujer con la que está inevitablemente será lanzada a la trituradora. Mientras él recibe halagos, ella insultos. Mientras él la “hizo linda” y es un “crack”, ella es “fácil”, “puta” y “trepadora”.
Hay algo muy perverso detrás de esas reacciones tan normalizadas, que valoran de formas tan distintas un mismo hecho. Es machismo desbordante e hipocresía monumental. También un equivocado sentido de control y propiedad. Porque, claro, los hombres podemos hacer lo que queramos, pero las mujeres no, salvo que sea con nosotros. ¿O no es así? Entender nuestra relación con las mujeres de esa forma es una vergüenza que dice todo sobre las taras, los miedos y los deseos de nosotros, los hombres, y nada de ellas.
Los que se volcaron a insultar a Jossmery reflejaron un patetismo que no va a cambiar con leyes y reglamentos, sino con una verdadera transformación que corrija las fallas de una sociedad peligrosamente encorsetada y machista.
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