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Luis Davelouis: Huaicos
“Castañeda, por ejemplo, el mejor alcalde de la historia de Lima, se gastó el 85% del presupuesto de prevención en el malecón de la Costa Verde. Y nadie lo usa, limeños malagradecidos”.
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Hasta las 6 de la tarde del miércoles, el conteo del Sistema de Información Nacional para la Respuesta y Rehabilitación-SINPAD era el siguiente: 62,542 personas damnificadas, 552 mil afectadas, 62 fallecidas, 170 heridas y 11 desaparecidas. Ocho mil viviendas colapsadas, 8 mil viviendas inhabitables y 116 mil viviendas afectadas. Diecinueve colegios colapsados, 900 afectados, 36 inhabitables. Ocho centros de salud colapsados, 338 afectados y 15 inhabitables.
Los fenómenos naturales que, en combinación con la falta de previsión de las autoridades, causaron todo esto, habrán de continuar. No hubo prevención, hoy toca mitigar. Castañeda, por ejemplo, el mejor alcalde de la historia de Lima, se gastó el 85% del presupuesto de prevención en el malecón de la Costa Verde. Y nadie lo usa, limeños malagradecidos.
Entiendo la preocupación ante el anunciado corte de agua, no es algo sin lo que podamos vivir (Alan García se encargó de enseñármelo de muy pequeño). Pero el corte es porque hay demasiado sedimento en el agua, no porque falte agua.
Por eso, quiero interpretar la compra compulsiva de agua envasada –al menos en los Wong del Óvalo Gutiérrez y de la Av. Dos de Mayo– como un irrefrenable sentimiento en la gente por ayudar a sus compatriotas que se quedaron sin casa, sin ropa, sin comida, sin trabajo y sin servicios porque se los llevaron los huaicos. Digo, San Isidro no es Alepo. Ni siquiera es Punta Hermosa.
Está muy bien criticar al gobierno por sus reacciones torpes, pero una cosa es criticar y otra utilizar la desgracia de tantos compatriotas para generar zozobra y profundizar el caos y la sensación de desestabilidad con fines políticos. Eso es de miserables. Es un momento terrible. El Perú somos todos.
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