Mónica Delta: El rincón de las ánimas

20 de julio de 1969. La señal de Panamericana en blanco y negro transmitía en directo el alunizaje del Apolo XI. Tenía 10 años y estaba en pijama frente al viejo televisor de mi casa. Fue esa mañana histórica para el mundo, cuando Neil Amstrong, Michael Collins y Edwin Aldrin daban el pequeño paso para el hombre y el gran salto para la humanidad. Para mí, fue el registro eterno de una inconfundible voz. La de Humberto Martínez Morosini. Como para millones de compatriotas, quedó sellada en mi memoria como una página de la historia de la televisión peruana.

Dieciocho años después presentaba junto al popular MM el noticiero 24 horas, el decano de los informativos. Humberto, con aquellos vivaces ojos grises, fue mi maestro, puedo decirlo con orgullo. Nunca me dio detalles de una buena conducción, pero cada jornada con él significaba un inmenso aprendizaje. El buen hablar, la dicción, la elegancia, editorializar con la expresión eran su arte. La improvisación fue una de sus grandes capacidades. Estuvimos juntos en muchas jornadas electorales.

Cuando detrás de cámaras todo fallaba, Humberto siempre supo cómo salir airoso. Me daba una gran confianza. Su comunicación con el público era impecable. Detrás de la seriedad de sus noticias había un ser humano sensible, galante y con gran sentido del humor. Su ironía era aguda, pero nunca grosera. Fue el gran señor de las comunicaciones y la historia viva de los primeros 40 años de nuestra televisión. Desde esta pequeña columna quiero decirle a Enma, su compañera de vida, que Humberto siempre estará en el corazón de los peruanos y el mío no será una excepción. Estoy muy orgullosa de haber compartido la mesa de conducción con él durante tantos años y espero estar a la altura de sus enseñanzas. Es verdad que hoy la televisión es otra, pero quienes tuvimos la suerte de estar con los mejores viviremos agradecidos. Mi querido Humberto, solo nos llevas la delantera en el 'rincón de las ánimas'. Cualquier día nos volvemos a ver. Que descanses en paz.