[OPINIÓN] Ariel Segal: “Un regalo de Janucá”

El candelabro de Janucá está vinculado a una historia que se remonta al año 160 a.C., que representa la resistencia de un grupo de judíos conocidos como los macabeos contra el poderoso imperio colonizador helénico seleúcida. Con sus nueve brazos, este objeto tiene una carga simbólica profunda: al brazo central se le coloca una vela que enciende las otras ocho, una por cada día de la festividad, recordando la recuperación de la soberanía y la reinauguración del Templo de Jerusalén.

¿Cuál es, entonces, el mensaje detrás de este regalo? Milei lo desveló en su discurso dirigido a los argentinos: representa “el triunfo de los débiles sobre los poderosos, de los pocos sobre los muchos, de la luz sobre la oscuridad y, sobre todas las cosas, de la verdad sobre la mentira”.

Para las clases más desfavorecidas de Argentina, este regalo simboliza el desafío que Milei se propone a combatir, después de décadas de un populismo devastador. Al ofrecer el candelabro a Zelenski, Milei también rinde homenaje a la lucha del pueblo ucraniano contra el poderoso imperio ruso. Y, aunque no lo pretendiera así, aprovecho el gesto de Milei como aviso a quienes que, por ignorancia u odio, vociferan cosas como “del río (Jordán) al mar (Mediterráneo), un Estado palestino”, lo cual implica la desaparición del Estado de Israel, ubicado entre ese río y ese mar. La mayoría de los judíos estamos de acuerdo con la creación de una entidad política independiente para los palestinos, pero nunca a costa del derecho de Israel a existir.

Más allá de las percepciones sobre la cordura de Milei, su regalo se convierte en un símbolo por la sensatez y la lucha contra los “ismos” que tanto daño han causado en todo el mundo.