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[OPINIÓN] Patricia Teullet: Inseguridad y falta de liderazgo
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Nos acercamos a la Navidad y el fin de año y el ambiente es poco festivo. Una economía en recesión no es auspiciosa de una buena campaña de ventas. Los problemas reales que enfrenta la población poco tienen que ver con los problemas políticos que la prensa resalta: para la mayoría los líos de la Fiscalía de la Nación y la Junta Nacional de Justicia son absolutamente ajenos, como lo son también las discusiones en el Congreso o incluso las acciones del Ejecutivo. Tal vez la liberación de Fujimori haya despertado un poco más de interés, tanto entre aquellos que están a favor como los que están en contra.
Algo que sí es percibido y sufrido como una preocupación real es la inseguridad ciudadana, considerada por la población como el problema más importante, junto con la corrupción. Ni la declaración de estado de emergencia en algunos distritos ni ninguna otra medida adoptada (si es que ha habido alguna otra poco publicitada que se nos haya pasado por alto) ha cambiado la percepción de la ciudadanía respecto a su vulnerabilidad frente a la delincuencia. La población se ve amenazada por acciones que van desde el robo de celulares hasta el asesinato por ajuste de cuentas; por delincuentes comunes hasta por organizaciones criminales internacionales. Además del temor y el deterioro de la calidad de vida que la sensación de inseguridad genera, esta tiene costos económicos directos, tanto para el individuo como para las empresas. Se sabe incluso de empresarios que se han visto obligados a dejar sus negocios por no poder asumir los costos que significa el mantenerse en el mercado, por ejemplo, pagando las cantidades demandadas por los extorsionadores.
Los expertos en temas de seguridad ciudadana demandan un “mayor trabajo de inteligencia” y sostienen que la policía sí tendría la capacidad de realizarlo; sin embargo, además del problema que significa el pésimo trabajo de los fiscales que dejan libres a delincuentes capturados, tampoco parece haber en el gobierno alguien capaz elaborar y de liderar un plan que resuelva el problema de inseguridad o delincuencia. Y esa falta de liderazgo en este ejemplo concreto afecta y se traslada en general a todo el gabinete.
Ya se cumplió un año de gobierno de la Sra. Boluarte. Ya no es válido continuar culpando al gobierno de Castillo de todos los males que aquejan al país y, aunque no se debe gobernar pensando en las encuestas, es casi seguro que una mejora en los indicadores de seguridad tendría un efecto positivo sobre la alicaída imagen de la presidenta: se estaría trabajando para resolver un problema real y cotidiano que afecta a todos.
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