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Profesor desaprobado
Ese 59% de desaprobación presidencial que señala la última encuesta de Datum es significativa, por no decir alarmante.
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Entre los deslustrados récords que este gobierno ha roto en sus primeros cinco meses de ejercicio está el de la aprobación presidencial. Jamás un mandatario fue tan consistente en su progresiva pérdida de credibilidad ante la ciudadanía. Desde que fuera elegido, Pedro Castillo solo ha ido para abajo en prácticamente todas las encuestas; ni siquiera ha tenido una momentánea fugaz remontada, quién sabe si por algún acierto o propuesta que a la gente le diera –ya que no seguridad– al menos esperanza.
Por más pomposos y ambiciosos que fueron sus anuncios de grandes proyectos, presuntamente transformadores o beneficiosos para las mayorías del país, los sismógrafos de la aceptación popular no se movieron nunca ni un milímetro en su favor. Lo suyo, su imagen pública, su figura política como jefe de Estado, solo se precipita cuesta abajo en la rodada.
Ese 59% de desaprobación presidencial que señala la última encuesta de Datum es significativa, por no decir alarmante. Y ya no cabe echarles la culpa a los medios o a las encuestadoras, pues, como hemos dicho, la consistencia de los muestreos se extiende a todas las empresas de sondeo de opinión serias.
Así, lo más resaltante, resulta la forma como empieza a ascender la desaprobación del profesor en la regiones del país que votaron por él. En un principio, el rechazo a su gobierno destacaba en Lima y en algunas ciudades del norte, pero hoy en día el cuestionamiento se extiende al oriente y al sur del Perú.
Es cierto que las cifras difieren, como la propia Urpi Torrado, de Datum, lo explica: “No se deben comparar resultados entre encuestadoras porque cada una tiene su metodología… Nosotros hacemos encuestas presenciales. El IEP, por ejemplo, hace encuestas telefónicas. La nuestra (en cambio) nos permite tener más llegada a las zonas rurales del país, donde, a veces, no hay teléfono o la señal no es buena. El otro tema es el marco muestral. Nosotros trabajamos con las zonas censales del INEI; y en el caso de las encuestas telefónicas, no hay un marco muestral, solo directorios telefónicos. Para Datum, como para todos los estudios de opinión pública, le funcionan mejor las encuestas presenciales”.
No hay mucho secreto en esto, entonces. Lo importante es la tendencia y, en el caso de Castillo, es a la baja. El crédito político del hombre de Chota se le va, pues, agotando, y debería prestar atención a los indicadores antes de que la realidad le estalle en la cara.
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