La situación de inseguridad ciudadana está llegando a un punto extremo, con alta incidencia de asaltos, asesinatos, extorsiones, ajustes de cuentas y sicariato, que es el pan de cada día, a vista y paciencia de un gobierno incapaz de afrontar el problema más sensible que reclama atención inmediata por parte de la ciudadanía.
Pero qué se podía esperar si el ministro del Interior Santiváñez está más preocupado en destruir a la Diviac y saldar cuentas con el coronel Harvey Colchado, como se puede corroborar en los audios que ha denunciado la prensa de investigación y que la propia Fiscalía ya tiene toda la información de sus fanfarronerías descritas en los audios denunciados.
Fíjense el saldo de esta semana: un policía asesinado, un cambista baleado y asaltado a plena luz del día, extorsiones a empresas de transporte público y hasta el asesinato a un jalador de colectivos en plena avenida Javier Prado. Además, balean a una combi llena de pasajeros en Comas y esto sin contar los innumerables asaltos en restaurantes y en las calles. Parecería que el hampa habría tomado el control de la ciudad y eso que solo hablamos de Lima, si hacemos un balance nacional, el problema es mucho mayor.
La criminalidad organizada está desbocada, porque el Congreso juega en pared con ellos. Después de todas las leyes aprobadas que protegen a las organizaciones criminales y encima han flexibilizado la legislación actual que hacía frente al crimen organizado, limitando la labor de la Fiscalía y la propia Policía, que se encuentran atadas de manos cuando se tiene que allanar la guarida de estos delincuentes.
Súmenles los casos en los que los procesos judiciales se han caído, porque los abogados de los delincuentes se han dedicado a presentar recursos al amparo de la ley que favorece al crimen organizado, para que delitos como extorsión ya no tengan este agravante y, de paso, logren la libertad de reos, gracias a este Congreso.
Mientras pasa todo esto, vemos a Santiváñez orondo en las imágenes televisivas recibiendo el respaldo explícito de este gobierno, con abrazos efusivos o las flores que entrega a la presidenta, que, al parecer, se encuentra muy cómoda teniendo un ujier de ministro, y qué mejor si se dedica a proteger y defender al hermanísimo de todos los chanchullos en los que se ha metido. Lo bueno es que, por la abundancia de las pruebas que involucran a Nicanor y los “Waykis en la Sombra”, esta semana fallarían a favor de la prisión preventiva. Estemos vigilantes.