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Sumar sin dividir
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Han pasado 200 an~os y seguimos todavi´a sin poder reconocernos como una nacio´n integrada que pueda contemplarse en el espejo de su historia con un orgullo tan inobjetable como compartido entre todos. Es muy posible que el devenir poli´tico de esta Repu´blica, con las inmensas fracturas sociales y culturales que no terminan de sanar, tenga que ver con eso, pero lo cierto es que los peruanos parecemos tener tambie´n una inocultable facilidad para el conflicto.
Si desde la llegada de los espan~oles al continente encontraron el mejor de los contextos sociales para su proyecto de conquista –un imperio dividido y devastado por una sangrienta guerra fratricida–, a la vuelta de los siglos nos hallamos otra vez los habitantes de este territorio divididos y hasta polarizados por la poli´tica.
Como explicaba la psicoanalista Matilde Ureta de Caplansky aqui´ en Peru´21, pareciera que somos “un pueblo en sufrimiento permanente”. No le falta razo´n. Cuando se comenzaban a restan~ar las heridas de dos de´cadas de violencia terrorista, an~os entre los que, adema´s, el pai´s fue sacudido por un cataclismo econo´mico, hiperinflacionario, al que lo arrastraron poli´ticas econo´micas populistas y, luego, por una dictadura que se cargo´ la democracia y gangreno´ los poderes del Estado con los rentables venenos de la corrupcio´n, y el pai´s se encaminaba por la senda del crecimiento, nos cayo´ encima la pandemia. Una plaga planetaria que aireo´ nuevamente las debilidades y brechas estructurales que dividen al pai´s desde antiguo. Pero lejos de que los peruanos nos unie´ramos para combatirla, la debacle econo´mica que dejo´ no ha hecho ma´s que profundizar la divisio´n, expresada en los u´ltimos resultados electorales, en los que los ‘antis’ volvieron a ser protago´nicos.
¿Tendra´ la presidencia que inicia hoy su mandato la visio´n histo´rica, la voluntad poli´tica, de unir a la ciudadani´a en la causa comu´n de sacar del atolladero y echar a andar la economi´a del pai´s? Esto es, sin resentimientos ni buscar enemigos entre las fuerzas motrices del progreso de las naciones...
Lo menos que podemos esperar de este nuevo liderazgo es que la respuesta sea positiva. El futuro del Peru´ dependera´ de la lucidez que esta administracio´n tenga para sumar, en lugar de dividir. Porque, entrando como entramos a este bicentenario, necesitamos los aportes de todos. Esa seri´a la mejor ensen~anza que el profesor Pedro Castillo podri´a dejarles a las nuevas generaciones.
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