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Un antes y un después
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Hoy pienso que las visiones están empañadas con ilusiones que estorban y esconden nuestra cercana y severa relación con el mundo.
Por ejemplo, ¿es la ecología la actriz secundaria y la protesta por la protesta, la protagonista principal? Pienso que sí, que en asuntos ambientales la ideología antiprogreso es lo fundamental y que, luego de la caída del Muro de Berlín, es preponderante para refugiar al socialismo del siglo XXI. Cosa distinta es poner la ecología por delante. Eso hizo Boyan Slat, un holandés de 25 años que desde los 16 supo que el planeta tenía un problema de contaminación y se centró en el plástico de los océanos y en cómo limpiarlos. Él no culpó al mundo por su ignorancia del pasado y asumió su responsabilidad con el futuro. Su realización, “El limpiador oceánico” (“The Ocean Cleanup”), ya es una solución económica y ecológica, segura para la fauna y flora marinas. Es autosostenible, está formado por un tubo flotante con una falda sumergida que, aprovechando el viento, las corrientes, el oleaje y la energía solar, recogerá la mitad de la basura oceánica flotante, en un plazo de cinco años, comenzando por el océano Pacífico.
“El limpiador oceánico” de Boyan Slat ha establecido un antes y un después en la contaminación del planeta. Que no nos embauquen con visiones ideológicas. Las soluciones, a Dios gracias, vienen y vendrán de la iniciativa e inventiva privadas.
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