Perú ocupa el puesto 8 en feminicidios en América Latina

De acuerdo a las cifras del Ministerio de la Mujer, en el periodo de enero de setiembre se han registrado en el Perú 269 casos de violencia feminicida (94 feminicidios y 175 tentativas).

Mariella Sausa

Fecha Actualización

23/08/2019 - 16:19

El observatorio de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), que recoge información de 23 países de la región, informó que el Perú ocupa el octavo puesto entre las naciones con mayor número de feminicidios, con 100 feminicidios cometidos durante el año 2016, según la estadística del Ministerio Público.

Superan la cifra peruana: Honduras (466 feminicidios), El Salvador (371), Argentina (254), Guatemala (211), República Dominicana (188), Venezuela (122) y Bolivia (104).

De acuerdo con la información oficial proporcionada a la Cepal por los diversos países, en 2016 un total de 1,998 mujeres de 17 países de la región (14 de América Latina y 3 del Caribe) fueron víctimas de feminicidio.

Honduras sigue siendo el país de la región con el mayor número total de feminicidios, alcanzando una preocupante tasa de un 10.2 femicidios por cada 100,000 mujeres. Sin embargo, El Salvador es el país que actualmente presenta la mayor tasa de feminicidios: 11.2 por cada 100,000 mujeres, lo que da cuenta de 371 muertes en el año 2016.

Feminicidios en el Perú

En el Perú, según el registro de los Centros de Emergencia Mujer, del Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables (Mimp), en el periodo de enero de setiembre se han registrado 269 casos de violencia feminicida (94 feminicidios y 175 tentativas).

La mayoría de las víctimas son mujeres adultas (91.5%), que viven en la ciudad (80%) y son madres (72.8%). En el 85.1% de los casos los agresores fueron sus parejas o ex parejas y las agredieron en sus propias casas.

El Mimp refirió que, aunque respecto al año pasado la tasa de feminicidios retrocedió en 5% y las tentativas en 15%, el ensañamiento y la crueldad de los ataques es mayor y eso podría explicarse en que los agresores no toleran el “indisciplinamiento” de las mujeres que se atreven a denunciar.

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