Ninguno de los dos quería llamar al otro, pero —a instancias de un consejero— Carlos Añaños decidió llamar a Wilson Aragón. Había que agotar todas las instancias y superar las discrepancias en favor del bien supremo. Marcó su teléfono y lo invitó a desayunar.
Aragón se apareció en la casa de Añaños la mañana siguiente. Era viernes 20 de septiembre. La conversación fue larga y tensa, pero no hubo humo blanco.
Al cierre de esta edición, se viene imponiendo la idea de dejar el tema ahí nomás. Después de todo, Añaños nunca oficializó una candidatura. Falta año y medio, y las elecciones ni siquiera han sido convocadas.
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PRINCIPIOS Y PRINCIPISMOS
La manzana de la discordia han sido algunos nombramientos cuestionables. La exprocuradora Julia Príncipe observó varias precandidaturas regionales y congresales propuestas por Aragón. El principal argumento de Príncipe ha sido que ciertos aspirantes tienen procesos legales abiertos o incluso investigaciones por lavado de activos. Trascendió que hay casos escandalosos: un candidato denunciado por agresión por su propia esposa, un exasesor de Vladimir Cerrón, un postulante con juicio de alimentos.
Hubo muchos peros. Uno de los señalados habría sido Bobby Mattos, exalcalde de San Martín de Porres. Pero a la vez se cuestionó el acercamiento del actual alcalde de Surco, Carlos Bruce, quien iba a ser el candidato a la alcaldía de Lima. También fue criticado el coqueteo con los pepecistas Fernando Cillóniz y Carlos Neuhaus.
Perú21 intentó contactar, infructuosamente, a Príncipe. Algunos colaboradores creen que ha pecado de principista, pues muchos de los procesos señalados están dormidos o archivados. Pero trascendió que la exprocuradora tampoco confía en esos archivamientos. “A todos los que pasan por el sector público les abren procesos”, dice un personaje cercano a la campaña. No solo eso. A veces quienes no tienen demandas solo han calentado asientos. Y tener juicios puede ser el inevitable resultado de comprarse líos y haber pisado los callos de alguna mafia enquistada en el Estado.
Es un tema delicado. Algunos procesos, sin duda, serán revividos para la campaña electoral. Y es la plancha de Añaños y Príncipe la que debía dar la cara. Pero hay casos y casos. Un juicio de alimentos no es una venganza política y tener una denuncia por violencia conyugal no es la represalia de alguna organización criminal regional. Quizás faltó ponderar caso por caso.
Internamente, también parece haber faltado orden. La asesoría del broadcaster Federico Anchorena consolidó la conexión entre Madrid y Lima. Y la big data de Gabriel Schwartzmann marcó la cancha digital. Sin embargo, las quejas de Aragón también comprendían los roces entre Príncipe y algunos colaboradores del partido, como el vicealmirante Francisco Calisto Giampietri, asesor en temas de seguridad. Pedro Cachay (exapoderado del grupo AJE) y Martín Soto (Grupo Valentín) también representaban la voz de Añaños en Lima. Pero al parecer no se daban abasto.
Una andanada de líos internos que sugieren que se necesitaba la constante presencia del propio empresario en Lima.
EL VOTO DIRIMENTE
Como adelantó Perú21 en agosto de este año, Perú Moderno cambió sus estatutos el 6 de junio. Ese día se oficializó en el ROP del JNE la nueva Comisión Política Nacional, integrada por 12 miembros. Cinco de ellos fueron nombrados por Aragón, otros cinco fueron colocados por Príncipe. Esta entidad decide las alianzas del partido y designa a los candidatos en todo el país.
Los otros dos miembros son Aragón y Príncipe; pero esta última, al presidir la Comisión Política Nacional, no tiene voto.
Así fue como el voto dirimente quedó en manos de Aragón. Y Añaños quedó a merced del tigre.
LO BARATO SALE CARO
A finales de 2022, Añaños barajaba la posibilidad de crear un partido propio. Con esa idea en mente, el empresario invitó a un grupo de políticos y conocedores del tema a su penthouse de la avenida Pezet. Añaños aún no había roto formalmente con Avanza País, pero su salida era inminente.
La conclusión de la reunión fue simple: para tener completa autonomía e independencia, era mejor crear un partido propio. Es cierto que la opinión pública critica la desordenada proliferación de partidos políticos, pero también es verdad que, a falta de una verdadera disciplina partidaria, los acuerdos son cada vez más difíciles y las lealtades son siempre escasas. El diagnóstico era claro. Pero el especialista en temas electorales sentado a la mesa calculó el costo del partido nuevo en S/2 millones. La cifra —quizás algo inflada— terminó por desanimar al anfitrión.
También hubo otros factores que inclinaron la balanza hacia la idea de no crear un partido propio. Un partido propio implicaba mudarse a Lima, hacer campaña por todo el país, exponerse con demasiada anticipación a los ataques de los rivales. Además, había (y hay) la necesidad de diferenciarse de otros empresarios adinerados que han creado partidos a imagen y semejanza de sí mismos. No se buscaba otra panaca ni vehículo familiar para el ego personal. Si la política peruana es manejada por una plutocracia de tres familias, había que tomar distancia de ellas. No más Acuñas, Fujimoris o Lunas.
Ante ese panorama, la idea de inclinarse por un partido pequeño del interior lucía más interesante y disruptiva. Unirse a otro empresario exitoso y provinciano, aunque de perfil más discreto, y con un producto icónico: la frazada de tigre. Alejarse del circuito limeño y del abrazo del oso de la gentita del centro empresarial. Mantener un perfil bajo, como aconsejó su estratega brasileño, el publicista Eduardo Fischer. Dar el golpe en quechua y desde las regiones. Un ayacuchano y un cusqueño criticando el statu quo y al establishment. Visto a la distancia, la idea era seductora.
Las últimas noticias desde Perú Moderno le ponen paños fríos al tema. Aunque trascendió que habría un comunicado del empresario, algunos colaboradores han insistido en que no es necesario. Por el momento, Añaños seguirá siendo militante. La idea es dejar que el tema se enfríe. Después de todo, aún falta un año y medio para las elecciones nacionales (la inscripción para municipales y regionales vence el 7 de octubre). Y aún quedaría una carta bajo la manga.
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