La Policía intenta salir de la crisis, pero el ministro Víctor Torres hunde más al sector

Sobre las 9 de la mañana del miércoles, una silla vacía era la primera en llamar la atención al inicio de la ceremonia de despedida y toma de mando del nuevo comandante general de la PNP. El espacio desocupado era de Víctor Torres, quien estuvo ausente, sin justificación alguna, en uno de los eventos más importantes dentro de la Policía, desluciendo así la toma de mando de su nuevo comandante general.

El teniente general Jorge Angulo se despedía en un tono de protesta. “Nuestra salida es abrupta, irregular e ilegal, pretendiendo mellar la moral”, indicó en su discurso. También mencionó que se utilizaron “argumentos fútiles que lesionan la institucionalidad de la Policía Nacional” para su pase al retiro.

Al retirarse del lugar, Angulo dejó algo más que una pistola rastrillada. “Por el uniforme que llevo no voy a hacer declaraciones, pero obviamente tengo muchas cosas que decir y las voy a decir oportunamente”, apuntó.

Desde la llegada de Víctor Torres al Ministerio del Interior —la última semana de noviembre del año pasado— los choques entre este y el general Angulo fueron constantes. Uno de los que más resonó en el sector estuvo alrededor de los cambios en las jefaturas y colocaciones en la estructura policial. Torres habría tenido una lista a la que Angulo no cedió. En paralelo, el ministro ya venía colocando en el ministerio a policias retirados, amigotes suyos, que muy poco saben de gestión pública y de políticas contra la criminalidad.

El enfrentamiento se hizo evidente cuando Perú21 hizo público que el ministro había solicitado —el 26 de diciembre– que se postergue la lista de las nuevas colocaciones en la PNP, bajo el argumento de que en enero habría marchas masivas contra el Gobierno en el país. Pero, a los dos días —el 29 de diciembre—, Angulo le enmendó la plana y respondió en una ceremonia que los cambios se harían de todas maneras. “Nos hemos reunido con el ministro del Interior y le hemos hecho saber que los cambios se publicarán de todas maneras. Por lo de las protestas sociales debo decir que la Policía Nacional y las Fuerzas Armadas estamos preparados para enfrentar cualquier tipo de contingencia y en cualquier momento”, zanjó el entonces comandante general.

Torres saltó en cólera y aprovechó un lamentable acontecimiento ocurrido un día antes —el 28 de diciembre— en Ucayali - Atalaya para solicitar la cabeza de Angulo en el Ejecutivo. Un grupo de pobladores decidió marchar buscando justicia por un doble asesinato producido en la localidad. La movilización se tornó tan violenta que la turba llegó a tomar por unas horas las instalaciones de la comisaría de Atalaya. Al día siguiente se calmó la situación, sin embargo, fue el pretexto perfecto para cuestionar la continuidad de Angulo.

Es más, desde el Ejecutivo, un mensaje que llegó a las redacciones periodísticas los primeros días de enero fue que Jorge Angulo había entrado en una etapa de evaluación.

Por supuesto, todos estos detalles Víctor Torres no se los contó a la Comisión de Defensa del Congreso a donde solo llegó a hablar generalidades de la situación, por lo cual algunos sectores han pedido su cabeza (Ver recuadro).

Los sucesos de Ayacucho del 21 de enero fueron la excusa perfecta para destituir a Angulo. Dina Boluarte no aguantó la humillación de ser jaloneada y decidió firmar la resolución de pase al retiro.

Víctor Zanabria se convirtió en el mandamás de la PNP, y lo primero que tuvo que responder fue por unas denuncias en las que se le involucró. “No tengo ningún juicio. Estas son denuncias a veces tendenciosas (un obrero dijo en el diario La República que Zanabria se quedó con 17 mil soles de una obra) de los procesos que se han desarrollado, tengo más de 83 por la defensa de Lima, en los conflictos sociales y otras denuncias por actividades propias del servicio. Esperemos que las investigaciones se vayan dando y se archiven conforme se conozca la verdad”, dijo el flamante comandante general.

Perú21 tomó conocimiento que el ministro quiere aprovechar la oportunidad para volver a cambiar a los jefes policiales en las principales direcciones del país. Uno de los primeros cambios a realizarse sería en la Dirección de Inteligencia (Dirin), a donde llegaría el removido jefe de la región La Libertad Augusto Ríos quien, precisamente, dejó el puesto por una investigación que lo relacionaba con la minería ilegal. Esta pesquisa estuvo a cargo de la Diviac y la Dirección General de Inteligencia del Mininter.

Otra colocación sin mayor argumento sería la de Tito Pérez Arrascue como Inspector General de la Policía. Este oficial ya había pasado al retiro en 2018, sin embargo, consiguió su reincorporación hace unos meses, en agosto de 2023, pero sin mando ni comando.

¿Víctor Zanabria y su plana mayor podrán hacerle frente a las pretensiones peligrosas del ministro Torres? Este capítulo recién empieza.