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Vicente Zeballos: de la crisis en el Perú a un cómodo asiento en la OEA
Vicente Zeballos se estrenó la semana pasada como el flamante representante del Perú ante la Organización de Estados Americanos (OEA). “La emergencia sanitaria que nos ha obligado a reconfigurar la agenda hemisférica no debe distraernos de un asunto fundamental: la defensa y promoción de la democracia en la región”, fue su primer discurso ante el secretario general Luis Almagro.
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Vicente Zeballos se estrenó la semana pasada como el flamante representante del Perú ante la Organización de Estados Americanos (OEA). “La emergencia sanitaria que nos ha obligado a reconfigurar la agenda hemisférica no debe distraernos de un asunto fundamental: la defensa y promoción de la democracia en la región”, fue su primer discurso ante el secretario general Luis Almagro.
¿Agenda hemisférica? ¿defensa y promoción de la democracia en la región? Este es el nuevo discurso de Zeballos, el expresidente del Consejo de Ministros que se ganó un pleito con Arequipa por su negligente atención a los estragos del coronavirus, y que ahora mira el problema desde afuera, sentado en su cómoda silla de diplomático, sin soportar los cuestionamientos del Congreso por el pésimo manejo de la pandemia, sin adversarios que lo critiquen y sin tener que rendir cuentas a diario. Zeballos duerme más tranquilo desde que empezó setiembre.
Su inexperiencia para este cargo no fue impedimento para llegar a la OEA. El mandatario Martín Vizcarra le confió el puesto a ojos cerrados, y se respaldó en la Ley del Servicio Diplomático para destacarlo como embajador político. Compartir raíces, su lealtad y amistad, fueron suficientes. Ambos son de Moquegua.
La agenda del Perú
El principal trabajo de Zeballos ahora será acostumbrarse al ritmo y al estilo de labores de un embajador. Fuentes diplomáticas indicaron a Perú21 que esa tarea le puede demandar todo el mes.
Aunque los resultados de su adiestramiento demorarían aún más, pues la esencia de un embajador es establecer las mejores relaciones con sus pares de otros países. Un diplomático de carrera ya ha forjado contactos en el extranjero, y si quiere estrechar nuevos lazos es imprescindible dominar otros idiomas. En ambos casos, el exministro de Justicia parte en desventaja.
La función de la OEA es, como lo señala en sus propias normas, afianzar la paz y la seguridad del continente. Ese eslogan puede sonar bonito, pero las 35 naciones que integran el organismo tienen sus propios intereses y se hace necesario negociar.
No siempre hay coincidencias en las prioridades. Para el Perú, por ejemplo, es prioritario que la OEA lo apoye a conseguir fondos que le permitan mejorar sus defensas ante fenómenos naturales.
El desastre que dejó El Niño del 2017, con pérdidas materiales que ascendieron a US$3,100 millones, es la más reciente muestra de esa necesidad. En esa línea están los países del Caribe, que han sufrido huracanes, terremotos e inundaciones en los últimos años. Un respaldo de la OEA abre las puertas a préstamos del Banco Mundial o del Fondo Monetario Internacional.
Los pronunciamientos de la OEA se emiten mediante resoluciones aprobadas por su Asamblea General. La sesión de este año, que será la número 50, estaba programada para julio, pero debido a la pandemia se postergó para octubre y las citas serán virtuales.
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Los días 20 y 21 de ese mes, el debate de la Asamblea se centrará en definir las acciones que tomarán los países ante el impacto social y económico del coronavirus. Todos, incluido el Perú, pondrán sus propuestas sobre la mesa.
Además, se analizará el presupuesto disponible para el próximo año y la estimación para el 2022. La Secretaría General, a cargo del uruguayo Luis Almagro, presentará el informe con las cifras que considerará la inflación y el costo de vida que han sufrido cambios con la propagación del COVID-19. El fondo del 2020 ascendió a US$82,7 millones.
Otro de los temas en agenda es un pronunciamiento contra la dictadura de Nicolás Maduro en Venezuela. En 2019, la OEA instó a la convocatoria de elecciones presidenciales “libres, justas, transparentes y legítimas, lo más pronto posible”.
En este aspecto, el Perú ha expresado permanentemente su rechazo al régimen de Maduro e incluso encabeza el Grupo de Lima, el conjunto de países latinoamericanos que respalda una salida pacífica a la crisis venezolana.
Mientras Vicente Zeballos, con 57 años, se acomodaba en su residencia de Washington, la comisión de Seguridad Hemisférica y la de Asuntos Migratorios de la OEA sesionaba; un grupo de expertos discutía sobre los efectos del consumo de sustancias psicoactivas durante la pandemia; y la Comisión de Políticas Solidarias volvía a juntarse.
Zeballos apenas estará diez meses en el cargo. El improvisado embajador no trabaja solo; detrás de él hay un equipo de expertos peruanos que pone todo en orden.
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